jueves, 26 de julio de 2007

Palito,bombon y Dolaresssssss !!!



Ave Ave Jorgito Arbusto! te respetamos, queremos y nos das mucho miedo.


A
las 3 y media de la madrugada, mientras un viento frío barría las calles desiertas del microcentro, Olga Benítez (24) se instaló frente a la entrada de Reconquista y Rivadavia del Banco Nación. Acompañada por su prima, tenía buenos pertrechos para pasar la noche: reposeras, mate y facturas. Su objetivo era ser la primera de la fila para comprar 300 dólares a la tentadora cotización de 1,80. Media hora después, había unas quince personas detrás de ella. Y a las 7.30, la cola tenía tres cuadras.

A las diez de la mañana, cuando se abrieron las puertas del banco, la cola tenía cinco cuadras.
Un empleado había repartido 1.400 números.
Algunos oportunistas, los revendían a entre 10 y 25 pesos.

La venta de dólares recién se inició a las 10.20. A las 10.25, Olga salió pálida, apretando sólo dos billetes verdes de cien. "Venden nada más que 200 por persona", anunció con gravedad.

La mala noticia se diseminó por la fila como un reguero de pólvora. Y se desató el caos. Una mujer sin número que había logrado colarse, se peleaba a los gritos con dos policías.
Una chica, en medio de un ataque de nervios, vociferaba incitando a la rebelión:
"¡No compren 200! ¡Esto es una vergüenza! ¡Estamos desde la madrugada: nos tienen que vender 300!".
La cola a pleno, aplaudía y a toda voz exigía: "¡300, 300!".

En medio de la hecatombe, la mujer que atendía un pequeño quiosco en el hall del subsuelo, se tomó la cabeza con las dos manos.
De pronto, explotó: "¡Ya bastaaa! ¡Imbéciles!", dijo a los alaridos, mientras por sus mejillas se deslizaban un par de lágrimas. Por un momento, la gente hizo silencio y la miró con sorpresa. Pero enseguida reinició el griterío sin hacerle caso.

En la cola, alguien comentó algo insólito: en el baño de mujeres del banco, ubicado en el mismo subsuelo y abierto al público, había un arbolito con forma de señora canosa. Vendía dólares a 1,90.

Mientras, la calle era una romería. Entre la multitud, resaltaba una mujer vestida con gran elegancia que esperaba acomodada en una reposera plateada. Tenía el número 751. Protegiéndose de un sol inclemente con un paraguas rojo, Lucy (el nombre con que se presentó) leía el diario como si estuviera a orillas del mar.

A las 11 y media de la mañana ya se habían entregado 2.000 números y, aunque la gente no sabía si iban a dar más, igual se agregaba a la cola. El banco y sus alrededores parecían un desfile de bañistas en procesión hacia la playa: muchos tenían sillas, reposeras, termos y viandas. Muy cerca, en el Banco Provincia, también había cola desde temprano, pero sólo se repartieron 600 números. Allí se vendían hasta 1.000 dólares, también a 1,80.



Número 2.499

Al mediodía, la entrega de números se reanudó. A las 13.30, entregaron el 2.499 y se anunció que no atenderían a nadie más. Una hora después, desde la Plaza de Mayo llegó una columna de un centenar de ahorristas que hicieron sentir el estruendo de sus cacerolas. Uno de ellos portaba un cartel que decía: "Perjudicados por la incautación de depósitos". Y unos cuantos tenían colgada del cuello una leyenda: "Puse dólares. Quiero dólares".

Después de escrachar el BankBoston y el Banco Hipotecario, en Reconquista y Bartolomé Mitre, los manifestantes lograron entrar al Nación. Ante la mirada atónita de empleados y clientes, armaron un gran cacerolazo y subieron y bajaron por cuanta escalera había gritando "¡Ladrones!" y "¡Queremos nuestros ahorros!". Incluso llegaron a los pisos altos del banco, hasta una puerta metálica del área administrativa (cerrada poco antes por seguridad), a la que usaron para marcar el ritmo de las cacerolas. La invasión duró una hora y luego se dispersó pacíficamente.

Mientras pasaba todo esto, en San Martín y Sarmiento también se vivía una locura. En algunas casas de cambio, la cotización del dólar llegó a 1,95 para la compra y 2,15 para la venta. Frente al Banco de Corrientes, el Banco do Brasil y el Mercurio, que vendían a 1,80, había colas de una cuadra. En Casa Piano, el dólar estaba a 1,92 y 2,08. El siempre presente Alfredo Piano ensayó una explicación: "Hoy vino más gente que nunca. Pienso que influyó que muchos cobraron su sueldo y, tal vez, el inminente anuncio de las medidas".

A las cuatro de la tarde, los afortunados poseedores de los últimos números aún hacían cola frente al Nación. Algunos llevaban casi 9 horas de espera. Los vendedores de gaseosas hacían su agosto en un caluroso día de verano, donde la sensación térmica subió azuzada por la bronca. Casi como la cotización del dólar.

Esto salio el 2 del 2 del 2002 en el diario mas vendido de este gran ispa.


Y+Y se pregunta :

El que apuesta al verde pierde ?
El verde te da alas ?
El que puso 1 verde, va a tener 1 verde ?
Cuantos verdes tenia la ministra?
De quien eran?
Se acuerdan del Al Pacino en gran peli, prendiendo puros con....algo verde?
33 millones de verdes pago un árabe por un caballito que corre rápido?
El 15, por que es verde ?
Por que "verde que te quiero verde"?
Pensaste en verde ?




En estos hermosos días.....

Y+Y les desea un monton de verdes y que tengan muchos mas.

Nestor largate un verde, Pinguino gato !



1 comentario:

F.G. Pole Dance dijo...

En estos días herrrmosos, lo que todos tienen son verdes, pero de los que salen de la nariz! Y eso es bueno, no? Esos no enferman de codicia.
Bueno, me puse en señora chancletuda, asi que me voy..
Un beso!
Adri